Es sabido por todo el planeta, (aunque a veces nos da la sensación contraria) de las inadmisibles, y en cambio permitidas, acciones que violan los derechos humanos más básicos y fundamentales ocurridas constantemente a «nuestro alrededor». Mi intención, sin embargo, es explicaros una sola causa por la que luchar. Y así, UNA por UNA, ir eliminando lo máximo posible las injusticias del mundo que hemos creado.
Mi historia sucede en África y tiene un sólo protagonista: Joseph Kony.
Él es la causa primera de una, entre tantas, Guerras Sucias. Son calificadas como Guerras Sucias aquellas cuyo ejército no es nacional, en la que los fines de los contendientes no son identificables, en las que no se hace el menor esfuerzo por distinguir entre combatientes y civiles, en las que, por el contrario, los civiles se convierten en blanco preferente y son tratados con sádica crueldad.
Su detención fue declarada por la Amnistía Internacional tras la masiva respuesta pública a la campaña que propugna la detención de Kony en 2012.
Esta campaña, creada hace diez años por Jason Russell y expandida a través de la ONG Invisible Children, tiene un único objetivo fundamental para este año: Hacer a Kony famoso.
Sin embargo, tiene su propio vídeo que hablar por él:
http://www.youtube.com/watch?v=8UAXhD_9XfA
Las razones parecen claras,entre las actividades de Kony está el secuestro de niños para convertirlos en soldados –cuyo rito de iniciación es matar a sus padres– y la explotación sexual de niñas. También la mutilación de labios, orejas o narices de sus víctimas. Unos 40.000 muchachos han podido caer ya en manos de este grupo guerrillero. Ante esta dramática situación, la organización sin ánimo de lucro, de origen norteamericano, se ha propuesto que toda la población mundial conozca el caso de Kony a través de las redes sociales y contribuya, en la medida de sus posibilidades, a que el criminal sea capturado. Así, han logrado que unos 100 efectivos del Ejército de Estados Unidos se desplacen a la zona para cooperar con las fuerzas armadas ugandesas, proteger a los niños y colaborar en la misión de detención del genocida. Pero su permanencia expira a finales de 2012 y esa es también la fecha límite que se ha propuesto Invisible Children para llevar a Kony ante la Justicia.
¿Cual va a ser nuestro granito de arena